San Isidoro emplea a menudo etimologías completamente ficticias, basadas en asociaciones ilusorias y en el simple parecido fonético de palabras que no guardan ninguna relación entre sí.
Nótese que cuando San Isidoro habla del semen, se refiere al semen viril y no a un semen femenino, y que equipara el semen y la sangre menstrual, por lo que esta ocupaba el lugar del ficticio semen femenino.
Nótese que cuando San Isidoro habla del semen, se refiere al semen viril y no a un semen femenino, y que equipara el semen y la sangre menstrual, por lo que esta ocupaba el lugar del ficticio semen femenino.
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