Y está sobre la luna, que significa simbólicamente (τροπικῶς), como pienso, la fe de los que han limpiado la corrupción por el lavamiento (λουτρῷ, Ef 5.26, Ti 3.5), por ser más semejante la luz de la misma al agua tibia, y toda sustancia húmeda depende de ella. Así pues, la Iglesia está puesta sobre nuestra fe y aceptación, según la imagen (σύνοψιν) de la luna, hasta que entre el Pléroma (πλήρωμα) de las naciones (Ro 11.25), pariendo y regenerando a los psíquicos en pneumáticos 1, razón por la que también es madre. Pues lo mismo que una mujer que ha recibido semen informe de un varón (σπορὰν ἀνδρὸς ἀμόρφωτον) en un período de tiempo engendra a un hombre completo, así también precisamente la Iglesia concibe siempre, como diría alguien, a los que se han refugiado en el Logos, y, formándolos según la misma idea y forma de Cristo, en un período de tiempo produce ciudadanos de aquellos eternos bienaventurados.
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