Lucrecio criticó esta idea de que los dioses concedan o retiren la fertilidad: No son los dioses los que niegan al hombre el poder fecundante, privándole de dulce prole que le llame con el nombre de padre, y haciéndole pasar la vida en connubios estériles, y tristes riegan las aras con sangre copiosa y queman ofrendas en los altares para obtener abundancia de semen que ponga encinta a sus esposas. En vano importunan la majestad y los oráculos de los dioses. (De rerum natura IV 1233-39)
No hay comentarios:
Publicar un comentario