Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: «Ven acá, te mostraré el juicio de la gran ramera (1) que está sentada sobre muchas aguas, con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y se han embriagado los habitantes de la tierra con el vino de su fornicación». Y me llevó al desierto en espíritu. Y vi una mujer sentada sobre la bestia escarlata, llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata (2), y adornada con oro y piedras preciosas y perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano lleno de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación, y sobre su frente un nombre escrito, un misterio: «Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra».
No hay comentarios:
Publicar un comentario