El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo. ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera es un cuerpo (con ella)? Porque serán, dice, los dos en una carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que haga el hombre fuera del cuerpo está, pero el que fornica contra su propio cuerpo peca. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
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