Verdaderamente, éste era el que entonces decía ser el Hijo de Dios. Porque ¿cómo semejante a aquél? Para esto se dice semejantes los cabrones, hermosos, iguales, a fin de que cuando vean entonces al mismo cabrón, por tanto, se vea al modelo de Jesús que debía padecer.
Epístola a Bernabé 7.10
¿A qué apunta aquella síntesis de dios y macho cabrío que se da en el sátiro?
F. Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, Ensayo 4 |
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