lunes, 28 de marzo de 2011

Jámblico, Sobre los misterios egipcios, I 1,2,10,11

La divinidad que preside la elocuencia, Hermes, hace tiempo es considerada acertadamente común a todos los sacerdotes y este único protector de la verdadera ciencia de los dioses es el mismo en todo el mundo, a quien precisamente incluso nuestros antepasados dedicaban los descubrimientos de su sabiduría, poniendo bajo la autoría de Hermes todas sus propias obras. Y si también nosotros obtenemos de este Dios la parte que nos corresponde en la medida de nuestras posibilidades, tú haces bien en exponer a los sacerdotes, como gustan, cuestiones teológicas pertenecientes al ámbito de sus conocimientos, y yo con razón, considerando que la carta enviada a mi discípulo Anebo está escrita a mí personalmente, te voy a responder la verdad misma sobre lo que preguntas.... Y si propones alguna cuestión filosófica, también esta te la interpretaremos de acuerdo con las antiguas estelas de Hermes, que Platón, ya antes, y Pitágoras, tras leerlas en su totalidad, utilizaron para crear su filosofía.

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